sábado, 26 de junio de 2010

De buenas intenciones

Los niveles de desempleo aumentan o se reducen, la perspectivas son diferentes, si estas con el gobierno las cifras bajan, si eres parte de la "prensa independiente" las cifras aumentan; para ser imparciales y no pintarnos de un bando ni del otro, como ciudadanos independientes visitemos el Ministerio de Relaciones Laborales, preguntemos que tramites reciben con mas frecuencia, Contratos Laborales o Actas de Finiquito, sería lo mas sensato.

Dos eventos estan marcando con profundidad el ambito laboral del Ecuador, el primero es el Mandato 8, Reformas Laborales pro empleado, como uno mas del montón que trabajo en dependencia lo aplaudo, sin embargo esto nos ha traido mas cosas negativas que positivas, muchos empresarios analizaron los costos fijos de sus empresas, en consecuencia aumentaron los despidos, a mi parecer las cosas se dieron asi:

Las tercerizadoras dejaron de explotar a los trabajadores por la nueva ley y el Estado comenzo a crear mas desempleados por la emisión de la ley.

El Estado mostró su PODER al imponer una ley que "beneficia" al trabajador, los empresarios demostraron su PODER al recortar su personal.

En la actualidad la disposición es el afiliar a las personas del servicio doméstico, el efecto es similar, muchas madres de familia que son empleadas domésticas estan con este nuevo problema, hay tantos ingredientes para analizar estas situaciones.

La buena intención del Gobierno de que se cumpla ley defendiendo los derechos de los empleados y trabajadores, debería estar acompañada de la buena intención de que el país sea mas productivo.

El empresario no tiene ni la menor intención de privarse de sus lujos o dejar su status de vida.

La buena intención no basta, para poner un ejemplo, si uno realiza una fiesta de cumpleaños, primero analiza cuantos invitados va a tener para segun ese número preparar un pastel, el gobierno quiere que el minipastel o en esta realidad la empanada de viento que tenemos por producción interna, alcance para todos, obligando a los empresarios a repartir de manera equitativa la riqueza.

Le informo señor Presidente que los empresarios no tienen ni la mas mínima intención de ceder su riqueza.

Les informo señores empresarios que en la vida todo ser humano necesita cierta cantidad de dinero para vivir, el resto es vanidad.

Si queremos llegar al punto imparcial, diré lo siguiente, Señor Presidente no es cuestión de repartir el pastel, es cuestion de hacer un pastel mucho más grande, repartirlo y con la calidad moral en alto exigir que se cumplan las leyes pro empleado, no le saque sangre a las piedras.

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